La responsabilidad social empresarial (RSE)
Todos y todas somos
responsables de nuestros actos y de sus consecuencias. Cuando hablamos de
responsabilidad social empresarial nos estamos refiriendo a la responsabilidad que las empresas tienen que
asumir por las consecuencias de sus actos, que no siempre son del mismo
tipo sino que dependen de qué efectos tengan y a quién o a qué perjudiquen.
La RSE abarca diferentes ámbitos:
·
Responsabilidad medioambiental: todas las actividades empresariales tienen un impacto sobre el medio
ambiente. Desde la obtención de materias primas hasta la distribución de los
productos, pasando por su fabricación. Para ser responsable a nivel
medioambiental hay que optimizar en lo posible los recursos utilizados y tratar
de minimizar el impacto con, por ejemplo, medidas de ahorro energético.
·
Responsabilidad comunitaria: las empresas están enmarcadas en un entorno social y comunitario que se
puede beneficiar con su actividad si estas toman conciencia de su importancia.
Si las empresas contribuyen al desarrollo positivo de las comunidades en las
que se encuentran, la empresa también se ve beneficiada: mejora su imagen pública,
su prestigio comunitario se incrementa y su entorno social más inmediato se
torna en un sólido aliado.
·
Responsabilidad respecto al
mercado: los clientes y clientas son uno de los actores más
directamente afectados por la actividad de las empresas. Es responsabilidad de
las empresas mantener estándares de calidad en sus productos y servicios,
aportando políticas de transparencia para que el mercado tenga plenas
garantías de ello.
·
Responsabilidad respecto al
puesto de trabajo: tras las empresas, ante todo, lo que encontramos son
personas. Medidas encaminadas a conciliar el trabajo y la familia, ofrecer
cursos y actividades de formación, reducir las horas extra o mantener un trato
cordial y respetuoso en todos los aspectos son medidas empresarialmente responsables.
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