lunes, 4 de septiembre de 2017

LA REAL AUDIENCIA DE QUITO, 10 DE AGOSTO DE 1809, SE DECLARÓ EL PRIMER GRITO DE INDEPENDENCIA


La noche del 9 de agosto de 1809, un grupo de personas integrantes de la sociedad criolla de Quito se reunió en la casa de Manuela Cañizares para definir una estrategia. Cuentan que esa madrugada, ante la desmotivación de algunos de los presentes, Manuela les increpó con una dura frase: “¡Cobardes...hombres nacidos para la servidumbre ¿ De qué tenéis miedo...? ¡No hay tiempo que perder...!”.
Esa madrugada se conformó la Junta Soberana de Gobierno, que tuvo como autoridades principales al Marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar, y al obispo José Cuero y Caicedo, como presidente y vicepresidente respectivamente. Los doctores Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de Quiroga y Juan Larrea fueron nombrados como secretarios de Estado, despachos de lo Interior, de Gracia, Justicia y Hacienda.
Muy temprano, el doctor Antonio Ante, secretario general de la Junta de Gobierno, visitó a don Manuel Urriez, Conde Ruiz de Castilla y presidente de la Real Audiencia de Quito, para comunicarle que la Junta de Gobierno lo relevaba de sus funciones.
Entre tanto, el coronel Juan de Salinas, al mano de las fuerzas militares, declaraba la lealtad a la Junta de Gobierno y al rey Fernando VII.

Trece años más tarde se selló definitivamente la independencia de Ecuador.

Pero volvamos a lo que ocurrió después del 10 de Agosto de 1809.
Una vez conformada la Junta de Gobierno, el 16 de agosto, se llevó a cabo un Cabildo Abierto en el Convento de San Agustín, en la que ratificaron todo lo actuado el 10 de Agosto.
Esas decisiones fueron informadas all Virrey del Perú, José Abascal; al de Santa Fe, Antonio Amar y Borbón; al Gobernador de Guayaquil, Bartolomé Cucalón y al de Cuenca, Melchor de Aymerich. Ellos conocieron así de la existencia del nuevo orden en la antigua Real Audiencia de Quito.
Esto fue tomado como una rebelión y la autoridades enviaron fuerzas militares desde Guayaquil, Popayán y Pasto para aplacar los aires de independencia.
Sabiendo esto, la Junta de Gobierno, en Quito, organizó dos divisiones compuestas por tres mil hombres bajo el mando de Juan Ascázubi y Manuel Zambrano y los envió con dirección al norte para detener el avance de las fuerzas realistas de Popayán.
Los quiteños se encontraron con los realistas en Pasto y fueron derrotados. Lo mismo ocurrió con Zambrano en Cumbal.
Las noticias de la derrota sembraron la desmotivación. Los intereses pudieron más en la Junta Soberana de Quito y el presidente Juan Pío Montúfar se vio obligado a renunciar. Juan José Guerrero y Mateu, conde de Selva Florida, asumió la presidencia y se encargó de negociar la rendición con el conde Ruiz de Castilla., lo cual se didioel 24 de octubre de 1809. La condición era que no se tomara represalia contra nadie, y así fue aceptado.
Pero una vez que llegaron tropas procedentes de Quito y Guayaquil, el conde Ruiz de Castilla disolvió la Junta de Gobierno y ordenó la persecución y captura de quienes la conformaban.
A los patriotas les esperaba un proceso judicial en el que incluso se pidió pena de muerte contra cuarenta de ellos.
El 2 de agosto de 1810, el pueblo quiteño quiso tomarse el cuartel para liberar a los patriotas pero la reacción de los realistas llevó a la masacre de los próceres.


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